Cartera

Pasen los años que pasen y tengamos los avances tecnológicos que tengamos, hay un accesorio masculino que nunca pierde su utilidad y que permanece presente en nuestro día a día. Se trata de la cartera, también conocida como billetera y que nos permite llevar dinero, tarjetas y otros instrumentos de primera necesidad en el bolsillo. La cartera, además de tener un gran valor por su enorme utilidad, suele estar también asociada a un valor sentimental. ¿Quién no ha tenido una cartera durante años y años? ¿Quién no ha heredado una cartera de algún familiar? O ¿Quién no recuerda carteras míticas de la literatura y el cine como la famosa ‘Bad Mother Fucker’ de Samuel L. Jackson en Pulp Fiction’?

Pocos complementos se encuentran tan íntimamente asociados a la persona que lo lleva y muy pocos tienen un uso tan frecuente como las carteras de hombre. Además, siempre son un reflejo de la persona que la porta. Si una persona tiene una cartera delgada y sobria, seguramente se tratará de una persona seria y organizada, si por el contrario, es una de esas carteras de velcro que teníamos en el instituto y está vieja y sobrecargada… Muchas de las impresiones que causamos en los demás se encuentran en los detalles y una cartera de hombre puede ayudarte a ser visto como alguien organizado y con buen gusto, pero… ¿Cómo acertar en nuestra decisión? Desde aquí queremos ofrecerte algo de información para que elijas una cartera que pueda ¡acompañarte el resto de tu vida!

• Paso 1: Coge tu cartera actual y coloca todo lo que haya en su interior sobre una mesa. Una vez tengas todo delante de ti, haz tres montones, uno con lo que usas todos los días, otro con lo que no usas muy a menudo y el último con aquello que no recuerdas haber utilizado en los últimos tiempos. El tercer montón puede ir directamente a la basura o a un cajón. El segundo montón quedará fuera de tu nueva cartera también, en la que solo guardarás aquello que has situado en el primer montón. Sí, tan solo eso.

• Paso 2: Elige una cartera que se adapte a tus necesidades actuales, no una cartera a la que tengas que adaptarte tú. ¿Para qué querrías una cartera con muchos compartimentos si no los has utilizado nunca? Lo mismo con el tamaño, no compres una cartera más grande de lo que necesites porque acabarás llenándola de cosas inútiles.

• Paso 3: ¿Viajas muy a menudo? Entonces es muy recomendable que elijas una cartera con compartimentos diferentes para llevar distintas divisas.

• Paso 4: El material es uno de los elementos más importantes a la hora de elegir una cartera. Como pasa con la ropa, esto dirá mucho de tu persona. Piensa en cómo te gusta vestir normalmente y qué tipo de textura te irá mejor. Si puedes permitírtelo, puedes tener más de una cartera para combinarla dependiendo de la ropa que lleves.

• Paso 1: Organiza tus billetes según su denominación, así sabrás exactamente la cantidad de dinero que tienes en tu cartera. También puedes guardar un billete en uno de los compartimentos destinados a guardar tarjetas para emplearlo en caso de emergencia.

• Paso 2: Deja siempre hueco para tus tarjetas de negocios, nunca sabes cuándo va a surgir la ocasión para entregar una y hacer un poco de ‘networking’. Se recomienda llevar unas cuantas (cuatro o cinco) y tenerlas en un compartimento de fácil acceso. ¿Te imaginas que vas a entregar una y no la encuentras y tienes a la otra persona esperando? ¡Siempre mejor a mano!

• Paso 3: Olvida las monedas. Cargando con monedas tu tarjeta estropearás la piel y harás que se vea abultada. Puedes llevar las monedas en un bolsillo o llevar un pequeño monedero.

• Paso 4: ¿Recuerdas lo que te decía siempre tu madre? Prevenir es mejor que curar. Apunta en un papel o una tarjeta el nombre y el número de contacto de una persona de confianza por si algo pasase. También puedes llevar otro papelito con tu tipo de sangre. Puede sonar un poco alarmante, pero siempre es mejor estar prevenido.

• Paso 5: Si eres un autónomo o eres una persona de las que pide facturas constantemente, saca una copia de tus datos y llévala en la cartera para no tener que estar sacando un papel arrugado del bolsillo o abriendo el maletín cada vez que tengas que utilizar tus datos.